Jorge González
"Mi destino (Confesiones de una estrella del rock)" tiene nombre de biografía pero no es más -ni menos- que el cuarto disco solista del músico chileno a quien mejor le cae la palabra "impredecible". Para su autor y casi único ejecutante, se trata de un regreso a la canción que "quedó bien bueno, la verdad" y que ha avivado su agenda en vivo como nunca en esta década.

Hasta que su luz lo cegó. En este momento, se encuentra en Cuba bajo el mismo tratamiento para rehabilitarse de una histórica adicción a la cocaína que el célebre futbolista argentino Diego Armando Maradona.

En esta entrevista, realizada durante la promoción del álbum, el ex-Prisioneros mira a su alrededor y se asombra de cosas diversas: la ansiedad por el dinero de sus antiguos compañeros de gremio, que todos los medios periodísticos sean de derecha y cuánto pesan los recuerdos en su creación.

Texto: Marisol García
Texto: Ernesto Miranda

Ese habitual ejercicio periodístico que consiste en buscar citas antiguas y enrostrárselas a los personajes públicos como prueba de contradicción, caería rápidamente en desuso si todos los entrevistados fueran como Jorge González.

Los datos objetivos son los que menos abundan en la biografía de este compositor de brújula esencialmente errática, hombre que ha aplicado giros bruscos de timón y al cual cuesta encontrarle dos pasos formalmente similares. Pero pese a su disparatada trayectoria, González ha sido consecuente en la estética y valoración de un pop siempre incisivo, inquieto, polémico; torpe algunas veces, pero nunca flojo, y que tiene en "Mi destino (Confesiones de una estrella del rock)" (Alerce, 1999) la más reciente fotografía de momentos creativos que en su carrera no han sido más que eso: registros temporales.

El innegable líder de Los Prisioneros no puede responder por más biografías que la suya propia. Y ningún artículo, libro, concierto u homenaje ha logrado ilustrar mejor los altos y bajos de ese trayecto que su esquizofrénica discografía. Jorge González ostenta un entendible orgullo cuando habla de sus canciones, pero casi todos los demás temas los enfrenta con arrogancia y miradas que esquivan los ojos. González no es Noel Gallagher. Su sentido del humor pierde rápido la paciencia y es evidente cómo camufla su inseguridad en frases y actitudes agresivas, motivadas por conflictos que muchas veces domina sólo superficialmente. Se parece más a un político de lo que estaría dispuesto a reconocer -o cualquiera a osar decírselo-, con la significativa diferencia de que su preocupación social es sincera y muchas veces se manifiesta en acciones privadas, lejos de toda publicidad.

Quizás la única manera de mantenernos cómodos sea traicionando ciertas convicciones juveniles. No hay que ser matemático entonces para comprender por qué González está incómodo y emite metafóricos gritos para demostrarlo, hablando precisamente contra ese confort que domina su entorno y que amenaza también a su propia creación.

-Considerando que no habías compuesto más que una canción ("La cumbia triste" del disco "Gonzalo Martínez y sus congas pensantes") en cinco años, quizás lo más sorprendente de "Mi destino" sea precisamente tu regreso a ese formato. ¿Te sorprende a ti también?

"No, no me sorprende".

-¿Nisiquiera por esto del reencuentro?

"Es que me mantuve ideando pedazos de canciones durante todo este tiempo. Se me quedaban en la cabeza melodías y pedazos de letras. Entonces el trabajo del disco fue echarle para adelante con eso. Por eso me demoré no más de dos meses y medio en armar todo: súper poco".

-¿Y te preocupaba afinar mejor el desarrollo de letras o sonido?

"Es súper loco porque éste es un disco hecho con máquinas pero también tocado. Entonces toqué las cosas yo y las procesé, las ordené. Técnicamente es un disco tecno, pero sonóricamente (sic), no. Y eso era algo que yo quería lograr para que no existiera tanto esa separación de, bueno, ¿estai haciendo experimentos o estai haciendo tecno...?. Esto es todo, en realidad, porque también hay experimentos".

-No era el caso de "...Congas pensantes", donde utilizaste sólo instrumentos electrónicos.

"Claro, pero ahí había samplers de discos de cumbia de verdad. Ahora, en vez de hacer samplers de otra gente, me samplié yo mismo".

-¿Avanzaste también rápido en la composición de letras?

"Sí, fue rápido. Ya tenía la idea de los versos hace rato".

-¿Y puedes distinguir una unidad temática en todo ese conjunto de versos?

"A ver, déjame ver", dice mientras se pone a leer la lista de canciones en el reverso del disco. "Yo creo que eso de Confesiones de una estrella del rock. Ahí está, en realidad. Porque son confesiones y yo soy una estrella del rock".

-"Jorge González y su disco autobiográfico".

"Yo creo, sí, sí. Esa onda de la "Envidia" o "Me pagan por rebelde"", dice citando dos de sus nuevos temas. "Creo que gran parte de las letras se afirmaron por las experiencias de la gira que hice con Los Dioses", agrega refiriéndose a su criticada pero rentable cuasi-reunión prisionera con Miguel Tapia y el venezolano Argenis Brito, entre octubre de 1998 y el pasado mes de abril. "De observar realmente lo que podía hacer y lo que no. Dónde estoy cómodo, hasta dónde estoy tan mañoso que en realidad no puedo hacer una huevá que no quiera. O sea, no puedo hacer concesiones... por nada".

-Pero eso no es ninguna novedad para ti...

"Era una novedad que me dijeran que el grupo se llamaba Los Dioses y luego llegara al lugar de los recitales y en los carteles apareciera El regreso de Los Prisioneros. Eso era una novedad. Nunca me habían mentido en una gira, ¿cachai? O sea, nunca me había sentido como que me estaban agarrando pa' ganar plata... amigos. Y más encima tratando de convencerme de que yo estaba loco por no creer que así es la cosa. Y en realidad pienso que debo estar un poco loco por no creer que es así. Porque mi pasar económico sería mucho más tranquilo si yo hiciera lo que quiere (Claudio) Narea, ¿cachai?, eso de reunirnos y hacer una gira y toda la onda".

-Cuando hay decepciones tan fuertes uno puede "parar el carro" al tiro y no dejarlo andar por cinco meses.

"Al comienzo no estaba incómodo, pero luego me comencé a sentir incómodo y la verdad es que yo no soy una persona con la cual sea fácil trabajar. Es muy difícil trabajar conmigo en este momento. Por eso el disco lo grabé solo, hice de ingeniero y todo eso. Estoy demasiado acostumbrado a seguir mis propios tiempos, mis propios impulsos, y hacer las huevás por instinto. Y cuando trabajai con gente tenís que venderles la poma' cada vez que se te ocurre alguna idea, ¿cachai? Más encima, sabiendo que es por el bien de ellos. Y eso ya no lo puedo hacer. En Los Prisioneros me cargaba un poco eso de tener yo la idea genial y tener que vendérsela a mis compañeros. O sea, huevones, háganme caso, no más...".

-¿Qué autocrítica te haces del período Dioses?

"Mi conclusión es que segundas partes nunca fueron buenas. Eso. Pero, por otro lado, mi conclusión es que... no sé... Todo se mueve demasiado rápido. Lo de Los Dioses no dependía de mí no más. Fue una conjunción de mucha gente y la verdad es que no quiero estar comprometido. No quiero que si tomo una decisión haya afectados técnicos, sonidistas, manager, otros músicos... porque esa huevá económicamente era un peso sobre mis hombros muy grande, ¿cachai? Y no estoy ni ahí. O sea, si ellos están urgidos por la plata que trabajen en otra huevá y se hagan su propia plata. Esta semana toco en un centro cultural, gratis. Y la semana pasada toqué en un festival de Víctor Jara en la calle. Esa huevá no la puedo hacer si estoy con un grupo. Porque todo el mundo está con el billete. No porque sean unos avaros ni quieran millones. Pero así funcionan las cosas".

-Has sido músico, no sé, quince años. Es interesante esa observación por lo que pueda decir del modo de hacer música en Chile, hoy y antes. ¿Crees que la ansiedad económica es hoy ostensiblemente mayor?

"Yo creo, porque antes, cuando estaba Pinocho, la gallá sabía que no iba a ganar plata, sabía que no lo iban a poner en el diario, y lo hacía igual. Ahora no. La gente que trabajaba en otra época, ahora está urgida de que en el (suplemento de espectáculos) "Wikén" no les vayan a poner una mala nota... y antes, ¡cuándo!: sabían que no iban a salir en el "Wikén". A mí no me importa no salir en El Mercurio, porque en El Mercurio son unos fachos de mierda. Ellos apoyaron a Pinochet, entonces cómo pueden estar ahora financiando un homenaje a Víctor Jara. Y cómo los que están haciendo el homenaje pueden estar aceptando esa plata", dice en aparente referencia al festival "Hecho en Chile", en el que se incorporaron tributos al fallecido cantautor como parte de los shows de Los Tres, Illapu y Los Jaivas.

-Recién decías que todo cambia...

"En ese aspecto, los tiempos desgraciadamente no cambiaron. Sigue siendo como siempre. Ese es el problema. La cosa es muy estática. La gente empieza a tener hijos, arrendar casa en Ñuñoa, pagar el colegio de los hijos. Y no es que se olvide de sus ideales, sino que...".

-Están apremiados por otras cosas.

"Pero ¿apremiados por qué? O sea, yo no necesito un departamento en Ñuñoa, ni nada. Que bajen su nivel de gastos. Y piensen más en la música, porque la música, aunque ellos no se den cuenta, se les pone fome".

-¿Y cómo estás dispuesto a trabajar en este nuevo modelo? ¿Qué promoción has diseñado, por ejemplo?

"No he diseñado ninguna promoción, no sé cómo voy a trabajar. Sé que me van a salir hartas cuestiones y ya me han salido. Voy a tocar en lugares chicos cuando sean chicos y grandes cuando sean grandes. Me acomoda mucho no ser el plato de fondo. Pa' mí es bueno que me escuche gente que va a ver otro tipo de música".

-¿Te sorprende una recepción como la que se dio en el cumpleaños de Víctor Jara (festival multimedia ralizado en el Estadio Chile en septiembre), con seguidores de Sol y Lluvia coreando tus canciones?

"¿Por qué? A mí siempre me va la raja. Lo que me sorprendió fue que el diario lo pusiera".

TODA UNA ESTRELLA DEL ROCK

En "Mi destino (Confesiones de una estrella del rock)", los pocos créditos que se especifican y que no corresponden a bromas (casi todas referidas a gatos encargados de maúllos y ronroneos) son de pesos pesados del rock local, como Alvaro Henríquez de Los Tres (voz, guitarra y parte de la composición en la divertida "El viejo que bailaba El Nuevo Estilo De Baile") y Carlos Cabezas (órgano en el mismo tema). En "Corre como el agua" aparece la voz del padre de González y la masterización y baterías de algunos temas son del alemán Atom Heart.

"Me gustaría hacer cosas con más gente, pero por el momento voy a tocar con guitarra y voz", adelanta de su venidera agenda en vivo. "Así me sale bien y lo estoy pasando bien".

Los recursos del disco fueron igualmente económicos, con González autoproduciendo todos los temas en el patio de la casa de sus padres en la comuna de San Miguel. "Son súper pocos elementos. No me interesaba salir a conseguir huevás. Tomé los instrumentos que había en la pieza y con eso lo hice. Y me sorprendió que se pudiera hacer tanta variación con tan pocas cosas".

-En el disco hay homenajes a Allende, Caszely, Los Jaivas... ¿Hay una mirada un poco generacional?

"Yo creo que estoy gagá", contesta González con tanta simpleza como rapidez. "Me estoy acordando de mi infancia. A la gente le pasa que cuando se ha drogado mucho y ha sido muy famoso y ha tenido desengaños amorosos y ha subido y bajado y toda la onda, se pone gagá, ¿cachai? Y eso me pasa a mí".

-¿Y cuánto crees que te pueda durar esta nostalgia?

"Nostálgico no estoy", aclara. "Es gagaísmo. Yo creo que hay harta gente que se ha quedado pegada en una época como una manera estética. Hay gente que está interesada en las cosas estéticas no tradicionales o que no vengan envasadas desde afuera, como, por ejemplo, el (líder de Dorso y experto en gore) Pera Cuadra. El es una persona de investigación estética y yo también me considero así. Está en la época en que rescataba a Los Angeles Negros en "La cultura de la basura". O la época en que hacía homenajes a Camilo Sesto. Pienso que soy una persona... un hombre extremadamente sensible para no ser gay".

-Pero la investigación estética también puede ser una mirada a futuro.

"Pero es que así lo hago. Yo hice cosas con cumbia antes que se pusiera de moda la cumbia y el tecno. Estaba haciendo temas con ritmo de cueca en "El futuro se fue", antes de que se les ocurriera a todos que la cueca también puede ser decente... o sea, cuando Los Tres hacían grunge. Haciendo la combinación de mirar para atrás y para adelante es que tenemos el presente".

-¿Qué tan en serio se puede tomar el subtítulo del disco?

"¡Ah! ¿Confesiones de una estrella del rock? Yo creo que se puede tomar muy en serio".

-¿No es irónico?

"No sé. Yo creo que es cierto que soy una estrella del rock, no sé si haya otra en Chile. El Alvaro (Henríquez, de Los Tres), puede ser. El Beto (Cuevas, de La Ley), Carlos Cabezas, los Tiro de Gracia... Lo que pasa es que yo soy más estrella que ellos porque yo lo paso más mal. No podís ser estrella del rock y que te traten con dulzura. Cada nuevo disco que sacan Los Tres, los diarios ponen este grupo nos tiene acostumbrados a su calidad... ¡Qué fome! En cambio conmigo es Jorge González es horrible, pero en un titular, ¿cachai? Entonces eso es lo que hace a una estrella: que tenga estrella".

"Me interesa ser músico", continúa luego González. "Pero la parte social y de intercambio, y el efecto que provoca lo que uno hace... eso también me interesa ene".

-¿No crees que el costo personal que has pagado en ese sentido ha sido enorme?

"Costo personal nada. Si la gente que está cerca mío me quiere, ¿cachai? Mi mamá me quiere, mi hermano me quiere, mi mujer me quiere, mi hijo me adora. Estoy bien. Porque si yo andara con careta y fuera el típico huevón que todo el mundo de afuera adora y llega a la casa y no lo quiere la señora porque no lo ve nunca. Y no lo quiere el hijo porque nunca estuvo pa' él... Yo estoy pa' mi hijo, ¿cachai? Y no como un político que es todo para la imagen cuando en la casa tiene la cagada. Yo pa' fuera puedo tener la cagada, pero en mi casa me adoran".

-¿Y qué límite tiene esa "cagada" que pueda haber afuera como para que tú decidas intervenir?

"Yo no puedo intervenir en lo que diga La Tercera, El Mercurio, Las Últimas Noticias... porque ellos son mentirosos. Hablan de que todo el mundo quiere defender a Pinochet, cuando la gente no está ni ahí y quiere que Pinochet se muera, ¿cachai?".

-¿Y esto de los diarios lo fuiste aprendiendo con el tiempo?

"Siempre lo supe. Yo leía el diario desde chico y siempre supe que lo que decía era mentira".

-Lo que sucedió hace unos meses con Las Últimas Noticias (que acusó en portada que el cantante había intentado suicidarse, le pegaba a su novia y tenía sordos a sus vecinos, entre otras bondades), ¿no te hizo replantearte y decir "acá ya se les pasó la mano" y motivarte a tomar acciones incluso judiciales?

"No, no, ¡estás loca! O sea, yo acabo de lanzar la copucha de que (el periodista y biógrafo no-oficial de Los Prisioneros) Freddy Stock fue un soplón durante la época de Pinochet, que es algo que me dijo un amigo. A lo mejor es mentira, porque este amigo es bien mentiroso... Igual Freddy Stock llamó acá al sello -porque no me llama a mí, por supuesto- amenazando con que díganle a Jorge que se retracte o va a terminar promocionando su disco en la cárcel. El sacó un libro ("Corazones Rojos") hablando de Los Prisioneros con puras mentiras. Ganó cualquier billete, hizo cualquier taquilla y yo no lo demandé. Y ahora él me va a demandar... maricón. Bueno, en este momento yo me retracto porque puedo haber tenido un mal informante. Ya".

González se defiende sin querer hacerlo: "O sea yo ya no me meto. Que ellos hagan su show solos. Yo tengo que promocionar mi disco y tengo que tomarme la molestia de hacer entrevistas. Y ya que voy a hacer entrevistas, por lo menos hablar y pelar el cable un poco... ¿pa' qué me voy a poner medida?".

Y continúa: "Yo veo las puras fotos de los diarios. Es que la prensa acá en Chile está pasando por un muy mal momento. O sea, no puede ser que todos los medios sean de derecha, pero es. Entonces eso hace muy fome leer los diarios porque sabís que todo lo que digan va a ser mentira. Yo ya sólo leo la parte de Deportes porque esa sí sé que es verdad. Zamorano o Salas no pueden engrupir con que hicieron un gol. Simplemente lo hacen".

-Para terminar con el disco, el que hayas compuesto todo en un período tan corto de tiempo ¿significa que estás en un momento más prolífico que te hará retomar un ritmo más continuo de grabación?

"No sé... Lo que me propuse fue hacer lo mejor que podía. Y lo mejor que puedo es bien bueno, la verdad. Sí creo que se dieron cosas muy buenas. El hecho que me esté ayudando mi hermano o mi papá, pa' mí es una tranquilidad porque significaba que nadie me iba a estar mirando por encima del hombro para preguntarme oye, ¿y es comercial lo que estai haciendo? ¿Se parece a Los Prisioneros? ¿Va a ser rebelde?. Y eso es bueno porque es gente que está mirando tu carrera unida a tu vida, que es lo que yo necesito. No estar llenando estadios y tener titulares y tener la cagada por dentro. Eso nunca me ha pasado y no me va a pasar ahora".


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Archivo de Reportajes