Santos Dumont: Pacto de Sangre
En momentos en que una compañía grande editó hace algunas semanas su nuevo disco, los creadores del éxito "Ayer" hicieron un balance sobre sus diez años en la escena local, se refirieron a los traumáticos cambios de integrantes por los que han pasado y al quiebre que casi terminó con el grupo, vivo sólo gracias a una relación casi sanguínea.

Texto: Arturo Figueroa
Fotos: Ernesto Miranda

Los Emociones Clandestinas no se habían separado, aunque la estela de su éxito radial a mediados de los ochenta ya era bastante difusa. Es que el boom del rock en español lo había saturado todo, llegando a transformarse en una triste y patética caricatura de sí mismo. Nadie en esa época hacía la distinción entre la sensiblería del "Tom y Jerry" de Cinema y "El nuevo baile" que proponía el grupo de Concepción con su persistente guitarra rítmica.

Para las últimas semanas de 1989 su segundo disco estaba más o menos armado. Sin embargo, la inquietud de dos de sus integrantes -el fundador Iván Molina y el reciente Mauricio Melo- por trabajar una propuesta más relacionada con sus gustos musicales de siempre (el mod y la sicodelia inglesas) provocó el receso indefinido, y también un recién nacido con forma de banda y bautizado Los Santos.

Ya a comienzos del '91 editaban su primer disco, "Hipnotizándote". Según Melo, su guitarrista y mentor principal, ha sido el único trabajo que hereda elementos de Emociones Clandestinas. "El tiempo entre una banda y la otra fue muy breve. De hecho, cuando sacamos este álbum, los Emociones todavía no se habían disuelto de forma oficial. Pero igual tiene el valor de la espontaneidad", concluye.

La repercusión del grupo era menor en Concepción, en parte porque ellos mismos todavía no tenían claro cuál sería su definitiva identidad musical. Por lo mismo, una exacta definición debía partir por alterar el nombre, Los Santos, en homenaje a un personaje de la historia de la aviación. Así nacieron Los Santos Dumont.

Unos pocos meses después, alguien les hizo notar que al igual que la canción "Lucy in the Sky with Diamonds" de sus queridos Beatles, la sigla del grupo citaba sospechosamente a una droga alucinógena psicodélica, el LSD. "No sé si de forma subconsciente lo habremos sabido, pero fue casual. Muchas veces nos ha sucedido que las cosas van calzando con el tiempo. Y el nombre calzó con la sigla y con el estilo musical que nos inspira", explica Alberto Rojas.

Un importante impulso para la carrera de la banda fue haber conocido el disco "Fictions" de Los Vidrios Quebrados, un grupo nacional de los años '60 que cantaban en inglés y tenían el mismo sonido que buscaba la banda. Nadie hablaba de brit-pop en esos momentos. "Todos pensaban que estábamos locos, por eso fue importante darnos cuenta que no éramos los únicos en Chile con la misma parada", cuentan.

El rápido avance musical del conjunto se plasmó en su siguiente producción independiente, "Santos City", de 1992. El formato que encontraron para distribuirlo entre sus ya crecientes seguidores en la región chilena fue en una edición limitada de cassettes, pero donde no se quedaron cortos fue en el nivel de las ideas.

Sin haberlo buscado, el disco fue concebido como un trabajo conceptual. Esto, dado el breve e intenso período de tiempo en el cual se crearon las canciones y se grabaron. "En Concepción no se toca nunca. Entonces nos dedicábamos a componer mucho", afirma Melo y agrega que "además influyó mucho la mejoría de las condiciones de grabación, de los instrumentos. Y todo lo controlábamos nosotros mismos, entonces teníamos el tiempo de experimentar".

El grupo ya estaba formado: Mauricio Melo en guitarras, Iván Molina en batería, Mike en guitarra, Alberto Rojas en bajo y voz, y Marcel Molina en teclados.

-Desde el presente, ¿cómo ven sus primeros tiempos?

-Melo: "Creemos que fue súper importante para lo que hemos logrado hasta ahora. Aprendimos a grabar por nuestra cuenta un disco. Por muy sui generis que hubiese sido la forma de grabación, era un acercamiento al profesionalismo. Eso nos envició un poco. Después siempre tuvimos problemas porque nos pasábamos del tiempo en los estudios: estábamos acostumbrados a hacerlo a lo millonario. Yo me acuerdo grabando los solos de guitarra por horas, sin ninguna presión de tiempo. Algo muy lejano a la realidad de grabar con un sello".

-¿Qué tiene o tuvo Santos Dumont de Emociones Clandestinas?

-Melo: "La tendencia sexual y que somos del mismo partido político (risas)".

-Iván: "En lo formal, yo fui el baterista de Emociones y Mauricio se integró el último año".

-Melo: "Yo provoqué la separación (más risas)".

-Iván: "Los Emociones teníamos un segundo disco que nunca se terminó, que iba en una línea de mayor rescate de los sesenta; Who, Beatles, Hendrix. Y los Santos se armaron con la intención de explotar ese estilo con el que estábamos pegados".

-Melo: "Yo creo que en la primera etapa se notaba más, incluso en la forma de cantar. El Yogui (Alvarado, cantante de los Emociones) era nuestro referente en cuanto a composiciones, a pesar de que habíamos tenido algunos pequeños proyectos aparte. Pero era la única persona que yo conocía a la que le había ido bien con temas propios".

UN DÍA EN LA MULTINACIONAL: LOS TIEMPOS CON EMI

Antes del gran paso que significó firmar con un sello de los "grandes" como EMI, en 1995, y antes del mediano éxito obtenido con la canción "Aprende a nadar" hubo dos importantes pasos que ratificaron la siempre vigente vocación independiente de Los Santos Dumont.

Una canción de la banda fue incluida en el disco "Con el Corazón Aquí", publicado por la Asociación de Trabajadores del Rock, organismo que se creó pocos años después del retorno a la democracia. No pasarían muchos meses para que el mismo grupo produjera un CD, "Octopus", que fue un compilado de las promesas del rock penquista financiado gracias al Fondo Nacional para las Artes (Fondart). "Nos sirvió a nosotros y a Machuca para tener un contrato discográfico. En ese momento, el CD daba mucha más credibilidad a tu trabajo", asegura Melo.

A fines de 1994, la llegada al sello EMI del empresario Carlos Fonseca a la dirección artística gatilló un plan de contratación de bandas para generar un boom de similar impacto comercial que el de mediados de la década anterior. Fonseca no sólo había sido el impulsor de la carrera de Los Prisioneros, sino también de Aparato Raro y otros grupos menores, como Nadie. Por cierto, el ejecutivo y dueño de la disquería "Fusión" conocía a Los Santos Dumont por su anterior conexión con Emociones Clandestinas. Con rapidez, se volvió un absoluto fanático y los contrató. En respuesta a la acción de la compañía, otras -Alerce y BMG- también decidieron armar su catálogo de rock nacional.

"Recogieron grupos que estaban moviéndose en el circuito. No creo que haya sido una estrategia artificial, en el sentido de que los sellos armaron el sonido de las bandas. Lo que sí creo es que se estiró mucho la cuerda, podrían haber sido más selectivos. De todos modos, fue algo más sólido y duradero que el boom de los '80 ", reflexiona Alberto.

En el primer trimestre de 1995 estaba listo para ser editado "Un día en el ático (Y lo que encontramos ahí)", un compendio de todo el trabajo musical realizado en tres años de esporádicas tocatas en Concepción, muchas horas de ensayo y algún repentino viaje a Santiago.

Precisamente, uno de esos viajes a la capital sembró la primera semilla de conflicto al interior de la banda. Mauricio Melo vino en plan de promoción del compilatorio "Octopus" y en esa labor conoció a un joven con el cual tuvo una inmediata afinidad musical. Julián Peña era su nombre.

En ese momento no había perspectivas de contrato y tampoco estaba claro si toda la banda estaba dispuesta a radicarse en Santiago para trabajar y probar suerte. La consecuencia fue que Melo armó un proyecto paralelo con Julián. Algo que no duró mucho debido a que este último debió viajar a Dinamarca por ocho meses, período en el cual Los Santos Dumont obtuvieron el ansiado contrato de grabación. Pero el guitarrista de ese tiempo, Mike, no quiso venirse a Santiago. Entonces se abrió el camino para el ingreso de Julián. "El ideal hubiese sido que se integrara antes, pero yo era el único que lo conocía. Entonces habría sido como una imposición a la banda", dice Melo.

Pero su moción tuvo la oposición inicial del grupo. "Viéndola desde ahora, fue una experiencia muy traumática", confiesa Alberto. "Fue una decisión correcta, pero compleja. Teníamos una excelente relación de amistad con Mike y, aunque él no quisiera seguir igual era un cambio de inevitables roces". Finalmente, Peña entró, justo una semana antes de tres masivos compromisos el último trimestre del '95: abrirle a Los Tres en la Quinta Vergara y en el Court Central del Estadio Nacional, y luego el cierre anual de las nuevas bandas EMI.

-Siempre pensé que la entrada de Julián era muy aplaudida por el sello. Al ver el video de "Aprende a nadar" existe cierta intención de colocarte como la cara visible del grupo...

-Julián: "Esa no fue la razón por la que entré al grupo. Puede ser que al sello le hubiese atraído la idea, pero no tuvieron ninguna injerencia".

-Alberto: "La idea era que sólo cantara. Porque esa era la debilidad del grupo, la puesta en escena y la voz. Sólo con el tiempo descubrimos sus cualidades como compositor y guitarrista".

-Una crítica importante a "Un día en el ático" tiene que ver con su calidad de sonido, muy poco favorable para las canciones.

-Alberto: "Estoy absolutamente de acuerdo. En cuanto a composición quedamos contentos. Y quizás hasta la mitad de andar, cuando escuchábamos las premezclas, porque se grabó todo con amplificadores viejos y estudio análogo. Pero llegó un momento en que perdimos el control, no tuvimos nada que ver en la fase final. Lo escuchamos cuando ya era CD, y nos vino una especie de shock".

-Iván: "Eso fue por la producción de Carlos (Cabezas)".

-Alberto: "Siempre nos quedamos con la espina de que se podría remasterizar".

-¿Cuánto vendió el disco? ¿Por qué no alcanzó para que EMI quisiera grabar un sucesor?

"Vendió un poco más de 3 mil (copias). En los planes de la EMI originales, los de Fonseca, estábamos bien a nivel de ventas. Todo se vino abajo porque se cambiaron los planes a nivel ejecutivo".

RECESO Y RESURGIMIENTO: AL BORDE DE LA SEPARACIÓN

Los tiempos cambiaron a fines de 1996. Fonseca no continuó en EMI y tampoco Los Santos Dumont. El proyecto del sello fue desechado en gran parte, pero los discos se hicieron y quedaron para la posteridad como el testimonio de una época. Además, se forjaron amistades como la del empresario con el grupo, quienes volverían a juntar sus destinos años después.

"He peleado con Fonseca en más de una vez, pero en general es una amistosa relación. El aprecio que le tengo es porque dentro de sus posibilidades como empresario, siempre le ha dado un espacio a su tremendo gusto por la música", dice Melo.

Antes de desvincularse de EMI, el grupo trabajó en los demos de un nuevo disco que fueron presentados sin éxito a la compañía. Fue el primero de una serie de contratiempos que pusieron en jaque la continuidad de la banda y también la relación humana.

Luego de asumir el regreso a su condición de artistas "independientes", a mediados de 1997 surgió la posibilidad de contactar a Fonseca para grabar a través de su sello propio, Fusión. Tuvieron que volver a grabar demos del sucesor de "Un día en el ático...", esta vez con éxito. Pero enseguida debieron volver al estudio a trabajar en el disco definitivo.

"Fue muy difícil grabar el nuevo disco, mucho el desgaste emocional y pocos recursos, aunque contábamos con el apoyo de Fonseca. La grabación fue engorrosa, excesivamente prolongada y fragmentada debido a que el estudio se tenía que usar cuando se pudiera, para ahorrar costos", explica Alberto.

Y cuando el disco estaba listo, bautizado como "Similia Similibus", recibieron la noticia que terminó por desgastarlos y tentarlos en abandonar todo. El presupuesto había sido excesivo y no quedaba dinero para editarlo. Así, se pospuso una y otra vez la salida de este trabajo con el cual habían quedado tan satisfechos musicalmente. "Esa situación puso a prueba nuestra amistad. Decidimos parar, retirarnos un tiempo indefinido y sin condiciones", explican.

La relación interna estaba en estado de coma. Con la grabación del disco y las malas noticias, se inició un casi irreversible desgaste entre las diferentes personalidades que los dejó inactivos cerca de un año. Recién a fines de 1998, cuando "ya se había limpiado esa energía negativa" comenzaron a sonar las llamadas telefónicas invitando a una reunión-ensayo. Pero a la primera convocatoria, hubo uno que no apareció.

-¿Qué pasó con Marcel Molina (ex -tecladista)?

-Alberto: "En los siguientes ensayos seguimos llegando los cuatro, hasta que lo dejamos de llamar. En el fondo, cuando hubo que volver no volvió".

-Pero el disco fue grabado con sus sonidos, y es uno de los rasgos distintivos de los temas... ¿Han pensado incorporar un nuevo tecladista?

-Julián: "En un par de veces hemos tocado con tecladistas y otros músicos invitados. Igual hemos adaptado los temas a los cuatro para que no se eche de menos. De todos modos, algún día queremos hacer un recital con cornos, trompetas y todo el cuento".

-Alberto: "Igual cuando empezamos el grupo, Marcel fue músico invitado por mucho tiempo y por decisión propia. Entonces tampoco ha sido terrible. De hecho, hemos vuelto más a nuestras raíces, y lo hemos sentido. Hay mucha simplificación de cosas que nos desvíaron. Marcel amplió muchos horizontes, pero al mismo tiempo nos restringió otros".

-Iván: "Y ahora somos más felices. En serio, es otra energía. Marcel frenaba ciertas posibilidades sobretodo en vivo, porque muchas funciones recaían en él. Ahora cada uno descubrió mejor su instrumento".

-¿Cómo ven la opinión de cierta gente que cree que eran mejores con Marcel?

-Julián: "Creo que los verdaderos seguidores del grupo deben pensar que fue una buena etapa cuando él estuvo, pero no creo que lo echen de menos".

-Melo: Aparte que los cambios son súper necesarios. Imagina si los Beatles se hubieran quedado en Hamburgo tocando con sus chaquetas de cuero.

-Iván: "Además que no he visto ninguna manifestación con letreros que pidan su vuelta".

-Melo: "(Bromeando) ¿Cómo que no? Frente a mi casa el otro día".

-¿Qué es lo que hace que continúen con esto, considerando tanto traspié? Ustedes saben que acá los grupos se disuelven si no funcionan al primer disco.

-Iván: "Cuando nos separamos tratamos de hacer otras cosas. Con Melo tratamos de tocar con Héctor Sepúlveda (Vidrios Quebrados), lo que fue una experiencia maravillosa. Tratamos de armar un grupo con él, pero siempre llegábamos a la conclusión de que todo lo que hacíamos era menos de lo que lográbamos como Santos Dumont. Por lo menos, yo me di cuenta de que los Santos es mi grupo. No podría estar en otro".

-Alberto: "Nos llevamos demasiado bien. Y en el momento en que ya no tocábamos juntos igual terminamos por buscarnos como seres humanos".

-Iván: "Tenemos para mucho rato. Sólo se acabaría el grupo si nos aburrimos de tocar juntos. Ni el dinero ni los fracasos son importantes para nosotros como banda".


 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 


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