Familia Miranda: Juventud sónica en el preámbulo de la adultez
Hombres maduros y de vasta experiencia en esto de la música (Supersordo, Insurgentes) forman este cuarteto, recién ampliado a cinco. Emparentados con el legado del post-punk más ecléctico y la idea de "caos controlado" que surge en el free jazz, por lo pronto se preparan para hacer frente a la grabación de su disco debut y a una posible gira por Europa. ¿Afortunados? Arriesgados, mejor dicho.

Texto: Walter Roblero
Fotos: Ernesto Miranda

Desde hace un tiempo, los que asistimos a eventos de rock en Santiago y mantenemos la muchas veces triste utopía de que aún se puede hacer algo por la música de nuestro país, nos venimos topando con una banda contundente y emocional. Son tipos relajados y con un sentido del humor particular. Todos ellos ya han pasado la barrera de los 25 años -negándose rotundamente a entrar a la miserable categoría de "adultos jóvenes"- y han sido testigos-participantes del quehacer musical del underground capitalino. Cuando les toca agarrar los instrumentos en cada una de sus tocatas, incluso en lugares de poca monta como la Peña de Lalo Parra o en La Trifulca, lo hacen con verdadera intensidad, sin olvidarse de tirar chistes de humor agrio y mala leche o de invitar a sus respectivas novias a cantar alguna canción. Ellos son Familia Miranda.

Como buen componente y fundador de esta cofradía, Katafú, guitarrista, cantante y ex miembro de los recordados Supersordo, Niño Símbolo y Agencia Chilena del Espacio, se despacha con una corta biografía de su banda. "Todo empezó en una antigua casa en la que vivíamos con José Miguel Trujillo (baterista) después de la disolución de 14 grupos que se frustraron en el camino, por problemas "estrógenos". Se nos juntaron dos dementes: Rodrigo Gomberoff (ex bajista de Los Insurgentes), y Rodrigo "Cabro Perro" ( ex guitarrista de Políticos Muertos), quien quedó en el camino. De ahí pasó más gente que se fue y ahora recién se comienza a despejar la nebulosa de nuestra formación estable, después de dos o tres años tocando".

Las palabras del pelicorto músico hacen referencia a la incorporación del conocidísimo Roberto Denegri, periodista y productor de conciertos, quien a menos de un año de haber descubierto sus dotes como trompetista, despacha sus notas como nuevo hijo de esta familia. Otro miembro adoptivo es el ex tecladista de Pánico, Francisquiño (antiguamente conocido bajo el nombre artístico de Chow Cables) quien colabora con frecuencias robóticas salidas de su noble Roland.

"Creo que por fin cuajó la mayonesa", opina Katafú respecto del actual momento de su banda, "me parece que ahora la micro en la que vamos todos camina hacia un lado parecido".

Las ideas de una juventud de fierro

Las dinámicas que se dan al interior de un grupo como Familia Miranda responden a la idea de colectivo, donde las composiciones resultan por la unión de varios fenómenos como: a) la convergencia de las ideas de cinco tipos maniáticos, b) el aprendizaje previo en las escuelas callejeras del punk y c) la difícil sobrevivencia musical santiaguina.

No es fácil ser músico en Chile y estos tipos lo saben bien ya que producen sonoridades sólo por el placer de tocar ya que, como recalca Roberto Denegri, "tocar en Familia Miranda es como ir al gimnasio". Y es precisamente en ese afán casi deportivo por donde circulan sus ideas de terrorismo sonoro.

Cinco tipos que no hacen deporte, pero sí canalizan su energía por la vía instrumental del "efectismo a baja escala" como denomina Denegri a los resultados mediáticos de las creaciones de su banda, emparentada con el legado del post-punk más ecléctico y la idea de libre albedrío o "caos controlado" que surge al interior del free jazz.

-Ustedes partieron como trío ¿Cómo cambió la dinámica al ampliarse a quinteto?

José Miguel: Al haber más gente en la banda se produce un influjo de cosas distintas. No sé si la música puede ser más rica, pero definitivamente hay más matices; no es tan marcado el rol de un ejecutante, sino del conjunto en su totalidad. Lo más importante es que la cosa es más entera.

Katafú: Yo distingo dos dinámicas de trabajo: A veces se traen las ideas de la casa y en otras todo parte en la sala de ensayo. En este grupo están conjugadas las dos cosas. Ha sido bueno incorporar nuevos instrumentos, como el teclado o la trompeta.

-En cuanto a ti, Roberto, estabas dedicado al periodismo musical y a la producción de conciertos ¿Cómo ha sido el cambio ahora que asumes el papel de trompetista?

Roberto Denegri: Es una de las cosas más importantes que ha pasado en mi vida. De estar metido en la música al otro lado de la muralla y ahora ser parte de lo que siempre hablé o escribí, estando en una banda, es algo heavy. Lo bueno es que estoy en esto con amigos de mucho tiempo. Es súper espontáneo lo que hacemos; no hay nada predeterminado. Todo sale en el momento.

-¿Cómo descubriste tu faceta de músico?

RD: Ponerme a tocar fue algo absolutamente del momento. Después que hice la producción del concierto de Stereolab en Santiago decidí comprarme una trompeta. Fue casi una cosa accidental llegar al grupo. Mi único contacto con la música había sido tocando corneta en una banda de colegio cuando vivía en Arica.

-¿Dentro del grupo está la idea de seguir ampliando los horizontes con nuevos instrumentos?

K: Nosotros nos manejamos dentro de los cánones del rock, ninguno es músico, operamos sobre la marcha y yo no quiero ponerme pretencioso, tocando cosas que no cacho. Me gusta manejar las cosas que hago.

-¿Pueden perder el rumbo?

J: Tener el grupo es tener una salida para enfocar energía, tiempo y dinero. Veo al grupo como una válvula por donde salen muchas cosas. Lo que me gusta es precisamente su dirección; siento que tiene un horizonte hacia el cual se camina.

-Parece que en tu caso tienes bien claro el concepto de banda que quieres. ¿Tienes ideas preconcebidas?

K: A veces me engrupo con las ideas preconcebidas, pero siempre se destruyen en el camino y eso es la raja. Creo que estamos súper motivados; a la hora de ensayar nadie arruga. Creo que hacemos que nuestra criatura crezca de manera favorable.

Disco Infierno: latinos espaciales

Uno de las molestias que se ha tenido que tomar Familia Miranda durante este último tiempo es la de aplazar la grabación de su opera prima, registro que se iba a efectuar durante los primeros meses del presente año. Sin embargo, compromisos matrimoniales de su baterista y una nutrida agenda de tocatas los ha obligado a aplazar este trámite para los meses venideros.

Por otro lado, el grupo se prepara para enfrentar el gran acontecimiento de telonear a los reyes del post rock washingtoniano Trans Am, quienes se presentarán junto a los astronautas del rock and roll cibernético, Man or Astroman, el próximo 26 de mayo en el Teatro Novedades. Demasiado para una sola noche.

-Ustedes iban a entrar a grabar el primer semestre de este año ¿Qué ha pasado?

K: Tuvimos compromisos con algunas tocatas, por lo que decidimos aplazar los planes de grabación. Yo creo que saliendo de esto vamos a grabar.

D: La pausa que nos hemos tomado nos ha servido para pulir más los temas antes de la grabación. Tenemos más clara la película en cuanto a los detalles. Van a ser como 10 temas que vamos a grabar íntegramente en estudios Koala.

-¿En que va a consistir este disco?

K: Hay temas que vienen desde los comienzos del grupo. No creo que vaya a ser un documento desde el primer día que nos juntamos, ya que hay un par de temas que quedaron en el camino.

J: Creo que es una recolección de las distintas cosas que han aparecido en los ensayos. Es el pegoteo de los distintos estados de ánimo que inundan nuestros temas.

-¿Existe un concepto global o unificador?

J: No nos hemos preocupado mucho de eso. Yo creo que va a surgir una vez que grabemos los temas y se va complementar con carátula y todo eso. No sé si el disco va a tener un nombre, un título definido. Vamos a bautizar al niño cuando nazca.

-¿La idea es sacarlo independiente, hacer un sello?

K: Vamos a sacarlo independiente. Me agrada esa idea de ir sacando pocas copias y reponiéndolas a medida que se van vendiendo. Es un asunto que tenemos que estudiar; no me atrevo a hacer un tiraje grande para después quedarnos con la mitad de los discos en el closet.

-Por otro lado ¿Qué tienen preparado para su concierto con Trans Am y Man or Astroman?

K: Vamos a dejar la zorra. Vamos a cultivar el look "latino espacial". Todo es una sorpresa.

-¿Y en cuanto a expectativas?

R: Tengo la misma percepción que cuando hice mi primer show con mi productora, que fue el recital de Fugazi en 1997. En esa época llamé a Supersordo, que era una de mis bandas favoritas, para que teleonearan. Cuando tocaron, yo me sentí realizado pues pensé que se merecían estar arriba del escenario. Con este show que se nos viene siento que pasa casi lo mismo. No tengo ninguna expectativa de que sea tan rentable económicamente. Lo hago por que nos interesa como grupo. La idea es hacer algo de bajo perfil; tocar por que queremos compartir con bandas que nos agradan.

-¿El concierto de Chilerock va a ser una suerte de ensayo o calentamiento?

K: No. En Chilerock queremos hacer un menú diferente. Esa presentación va ser muy bizarra porque vamos a tocar con un grupo que no cachamos y del cual tenemos vagas referencias (Coprófago). Nos interesa por que el local suena bien. Además, la gente que asiste al ciclo es como de buena familia; se sientan en butacas, ven el espectáculo piola y se van. Al respecto tengo la idea de que poco a poco el público que asiste a los recitales ha ido cambiando, para mejor. Ayer fui a ver el recital del Otro Yo con Día Catorce y la gente que estaba adentro disfrutó del show con mucho respeto. Parece que la generación de recambio viene bien.

La familia por las tierras de Don Otto

Así es. Algo inusual en una banda del nivel de Familia Miranda, pero como en los grupos chilenos ya nunca se sabe, vale la pena tocar el tema. El caso es que existen serias posibilidades de que nuestros ilustres comensales las hagan de embajadores culturales por las tierras de Kraftwerk y la Volskwagen. La idea partió como una humorada hace algunos meses, pero de un tiempo a esta parte ya existe hasta una fecha tentativa en la que la familia estaría abordando, con camas y petacas, el avión con destino a Europa. Ellos mismos se encargan de despejar dudas, al mismo tiempo que la conversación sirve para prestar atención frente a la visión que manejan respecto de la actual escena nacional.

-¿Que hay de los rumores de un posible viaje a Europa?

K: Dos amigos que están allá tienen una especie de red de contactos para dar recitales en Alemania y en países aledaños. Todavía tenemos que estudiar el asunto del tiempo y el dinero. Por allá la máquina está andando. En Europa los recitales se producen con meses de anticipación.

D: De llevarse a efecto, esta gira tiene hartas fechas en Alemania y en otros países bálticos. Se supone que haríamos tocatas en Francia, España e Italia. Si todo sale bien partiríamos el diez de septiembre.

-Pretenden repetir la experiencia de Fiskales Ad-hok y Lafloripondio?

K: No sé si va a ser igual de itinerante que las giras de ellos. A mí me da lo mismo. Si hay que tocar todos los días yo atino igual. Uno de los objetivos del viaje es cachar cosas nuevas. Creo que muchos de nosotros ya estamos chatos de la onda de Santiago: tener que aguantárselas en pegas huevonas para seguir adelante haciendo música. Si viniera alguien y me preguntara "¿quieres vivir de la música?", yo no dudaría un minuto en decirle que si. Sin embargo; después de tantos años que ha sucedido lo mismo igual miraría con cierta desconfianza.

-Al respecto ¿Qué opinión les merece la supuesta escena nacional?

K: Ayer el sonidista de El Otro Yo me preguntaba como era la escena en "chicle". Yo le respondí que el éxito de un grupo como El Otro Yo era una excepción a la regla en nuestro país. Ellos cuentan con manager, dos roadies, ingeniero de sonido y encargado de marchandising, lo que solo es concebible por estos lados en un grupo como la Ley o alguno de la "onda sound". Aquí no da la cosa para crear equipos de trabajo enormes. El Otro Yo, a pesar de ser un grupo argentino, igual llega con el esquema de trabajo anglosajón. Yo no sé si algún día lleguemos a ese nivel de trabajo. Por otro lado, es tan diluida la escena musical santiaguina que si en sala de ensayo pasan cosas agradables, yo ya estoy conforme. Si se pudieran hacer recitales en la sala de ensayo yo me sentiría retribuido.

-Me parece que lo que mencionabas anteriormente tiene que ver con que Santiago es una ciudad muy poco glamorosa.

K:Si, creo que todo tiene que ver con el glamour. Después de años tocando en condiciones "pa'l pico", en lugares miserables, viendo al público dejando la cagá y no pagando la plata de la entrada, creo que eso te da vivencias suficientes que ayudan a curtir tu carácter. Me gustaría ver a las bandas de afuera pasando por las pellejerías que pasan los grupos chilenos.

D: con la realidad chilena quedas a prueba de balas. Muchos grupos que están partiendo aquí en Santiago cometen el error de trabajar con un manager, sin pelarse nunca el culo por conseguir tocatas. Parten "a lo grande" y se creen el cuento de artistas. Esa es la peor gente, la que en definitiva vicia este pequeño medio. Hace que los dueños de los locales sean balsas y los que manejan a las bandas sean de la misma calaña.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 


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